Aprender a tocar un instrumento compensa la
pérdida del lenguaje
Un estudio del Rotman Research Institute en
Canadá analizó las respuestas de adultos mayores músicos o no.
El entrenamiento musical siempre se ha
considerado una ventaja de quienes la practican sobre la población en general;
se ha dicho que reduce el envejecimiento cognitivo e incluso el declive de la
memoria.
Hoy, un estudio realizado por el Rotman
Research Institute en Canadá se suma a este cúmulo de ventajas, pues
encontraron que tomar lecciones de un instrumento musical antes de los 14 años
de edad y continuar con este entrenamiento por una década al menos parece
alentar las áreas cerebrales responsables del reconocimiento del habla y
además, se demostró que este efecto se mantiene aún en la edad adulta.
En entrevista para El Economista, Gavin
Bidelman, uno de los científicos que lideró la investigación, aseguró que si
una persona que aprendió a tocar guitarra, piano, violín o cualquier otro
instrumento a temprana edad, su cerebro desarrolló 20% más rápido la función
para identificar con mayor facilidad sonidos del habla; de hecho, esto ya
representa una gran ventaja, sin embargo, los beneficios van más allá, pues
cuando el ser humano envejece, poco a poco se desvanece la habilidad de
comprender el habla, el lenguaje o las palabras; a ello se suma la posibilidad
de perder cierta sensación para oír, así, el que se haya aprendido a tocar
algún instrumento activa el sistema del cerebro que analiza e identifica las
cualidades del lenguaje.
Lo resultados publicados en el The Journal
of Neuroscience aseguran que después de una serie de pruebas realizadas a 20
adultos sanos de edad avanzada (de 55 a 75 años), 10 músicos y 10 no músicos,
registrando la actividad neural de cada participante y usando una
electroencefalografía, se determinó que los cerebros de los músicos mostraron
una descripción más exacta y detallada de la señal del habla, posiblemente
porque son más sensibles y mejores para entender el habla; “la respuesta del
cerebro fue dos a tres veces mejor en los músicos”, dijo el científico.
“Las actividades musicales son una forma de
entrenamiento del cerebro cognitivo y ahora vemos gran evidencia de la plasticidad
que posee el cerebro que ha recibido entrenamiento musical tanto en cerebros
jóvenes, pero en mayores también”, contrario a las opiniones convencionales que
aseguran que cualquier persona pierde plasticidad al envejecer, comentó
Bidelman.
En conclusión, “nuestro grupo muestra que el
entrenamiento musical puede compensar el deterioro de las habilidades del habla
y el lenguaje; además, los resultados también ponen de relieve la importancia
de la enseñanza de la música en las escuelas y en los programas de
rehabilitación para los adultos mayores”, dijo el experto de la Rotman Research
Institute.
Asimismo, “ya que nuestros resultados
implican una robusta neuroplasticidad conferida por la formación musical y ésta
no está restringida por la edad, puede servir como un medio eficaz para
reforzar las habilidades de la escucha. Más allá de los beneficios sociales de
la participación de la música, también puede proporcionar una forma estimulante
de entrenamiento cerebral cognitivo que puede durar para toda la vida”.